lunes, 16 de mayo de 2011

Disfruta de "El Laberinto Humano: El Alma"


Cuarta entrega de la saga

Ya puedes volver a disfrutar de la cuarta entrega de la exitosa saga "El Laberinto Humano", titulada "El Alma".

El Sábado a las 18.00 no te pierdas el gran estreno de la quinta entrega de la saga: "El Laberinto Humano: El Experimento".

Y recuerda que...

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Capítulo 1: Regreso a prisión

Patricia estaba muerta de dolor al ver que el amor de su vida se había vuelto maligna y al lado de Álex.

Berta y Patricia pudieron observar en la celda del barco hundido como comenzaba a llenarse de agua.

-¡Tenemos que salir de aquí!-dijo Berta.

-Intenta abrir la reja-dijo Patricia.

Los dos intentaron abrir la reja, pero el agua subía muy deprisa. Cuando el agua había inundado el barco consiguieron abrirla y salir del barco hacia la superficie.

Cuando salieron al mar descubrieron que ya no estaba el laberinto en el mar, si no cinco barcos patrulla de la policía.

Las dos fueron trasladadas de nuevo a la prisión. Por la noche, Berta intentaba animar a Patricia.

-Lo siento mucho Patricia-dijo Berta.

-¿Por qué?-dijo Patricia.

-Todo esto es culpa mía-dijo Berta-, si me hubiese casado yo con Álex, Sara estaría a tu lado.

-No pudiste hacer nada-dijo Patricia-, no te culpo.

-¿Qué vamos a hacer ahora?-dijo Berta.

-Detener a Álex-dijo Patricia.

-¿Cómo?-dijo Berta-, volvemos a estar encerradas en la cárcel con máxima seguridad, además ahora son dos las amenazas del mundo.

-Mi vida ya no volverá a ser la misma desde que comenzó todo esto-dijo Patricia-, pero mi destino es acabar con Álex.

-Yo estoy contigo-dijo Berta.

Las dos amigas se abrazaron y comenzaron a trazar un plan.

Capítulo 2: La fuga

A la mañana siguiente, Berta y Patricia se enteraron de que los mares del mundo se estaban comenzando a secar, y sabían que Álex, y ahora Sara, estaban detrás de ello.

Las dos ya tenían un plan, pero tenían que esperar a la noche. Por la noche, las dos consiguieron abrir la reja y salir al pasillo.

Cuando vieron a los dos policías que controlaban el pasillo consiguieron dejarles inconscientes y coger sus armas.

Las dos saltaron al patio de la cárcel mientras disparaban a los demás policías para conseguir salir por la trampilla secreta.

Justo al entrar, Berta recibió un disparo en la pierna. Las dos avanzaron por el túnel, pero vieron otra salida que la otra vez no vieron y decidieron ir por esa.

Las dos se encontraron en un descampado muy lejos de la prisión. Patricia vio que la herida de Berta estaba peor.

Patricia decidió avanzar hasta un pequeño pueblo e ir a la casa del médico amenazándole con la pistola con matarlo si no la curaba.

El médico consiguió extraerle la bala y terminó de curarle la herida prometiéndola que no avisaría a la policía.

-Ya estás curada-dijo Patricia.

-Creía que me iba a morir-dijo Berta.

-Eso no va a pasar-dijo Patricia-, estamos juntas en esto.

Las dos se acercaron lentamente y se besaron. Las dos no pudieron evitarlo y se acostaron juntas.

Al día siguiente, las dos salieron del pueblo sin comentar lo que había pasado entre ellas la noche anterior.

Descubrieron por los periódicos que todos los mares y ríos del mundo se habían secado.

Las dos decidieron regresar de nuevo al lugar del primer laberinto.


Capítulo 3: La pista

Por la tarde, Patricia y Berta llegaron al lugar del primer laberinto pero no consiguieron encontrar nada.

-Te dije que iba a estar vacío-dijo Berta.

-Tiene que haber algo-dijo Patricia.

Las dos siguieron buscando hasta que descubrieron un mensaje dibujado en el suelo: Ecuador central.

Las dos no entendían el significado de la pista, y no sabían quién la había dejado. Patricia consiguió descifrar que se tenían que dirigir a una zona del ecuador, donde antes había mar.

Por la noche, se colaron en un aeropuerto y obligaron a un piloto a llevarlas a la zona que les habían dicho.

De madrugada, sobrevolaban la zona cuando alguien disparó al avión y éste se estrelló en la tierra, que antes era mar.

Berta y Patricia consiguieron salir con vida pero el piloto había muerto y el avión estaba destrozado.

-Parece mentira que el mar ya no exista-dijo Berta.

-Aquí no hay nada-dijo Patricia-, ¿por qué mandarnos a este lugar?

-Sí que hay algo-dijo Berta señalando una roca enorme-, de ahí se ha lanzado el misil que ha destrozado el avión.

-¿Por qué defender esta zona?-dijo Patricia.

-Creo que ahí tienes la respuesta-dijo Berta señalando un cartel.

En el cartel ponía “cuarta prueba”. Las dos descubrieron que el mundo se estaba comenzado a convertir en el laberinto de Álex.

-La tercera prueba fue el barco hundido-dijo Patricia-, ésta es ahora la cuarta prueba.

-Tendremos que superarla-dijo Berta.

Las dos entraron dentro de la cueva que daba inicio a la cuarta prueba.

Capítulo 4: La cuarta prueba

Berta y Patricia se encontraron dentro de una especie de catedral. Las dos no entendían el significado.

Patricia pudo ver que había algo en el altar, por lo que decidió acercarse. Comenzó a llorar cuando descubrió que era algo parecido al funeral de sus padres.

-Esto es demasiado cruel-dijo Berta.

-Para Álex no hay límite-dijo Patricia.

-¿Qué tendremos que hacer?-dijo Berta.

-No lo sé-dijo Patricia.

-Un segundo-dijo Berta-, en esta catedral todo está boca abajo.

-¿Y?-dijo Patricia.

-A lo mejor tenemos que poner algo que no esté boca abajo de esa forma para descubrir el mensaje-dijo Berta.

-Joder-dijo Patricia-, qué lista eres.

-Tú también-dijo Berta.

Las dos se miraron y recordaron lo que había pasado entre ellas pero decidieron continuar buscando.

-¡Aquí!-dijo Patricia-, lo he encontrado.

-¿El qué es?-dijo Berta.

-El cáliz-dijo Patricia.

-Tenemos que darle la vuelta-dijo Berta.

Las dos le dieron la vuelta al cáliz. El vino que había dentro se metió por unos surcos que había en toda la iglesia.

Al instante, la catedral comenzó a arder.

Capítulo 5: El alma

-¡Mierda!-dijo Patricia-, ¡tenemos que salir de aquí!

-¡Se ha abierto una puerta en ese lado!-dijo Berta-, ¡vamos!

Las dos comenzaron a correr hasta salir por ese lugar. Al salir cayeron por unos túneles hasta llegar a una zona oscura parecida a una cueva.

-¿Dónde estamos?-dijo Patricia.

-No lo sé-dijo Berta-, pero no me da buena espina.

-No se ve nada-dijo Patricia.

-Espera que tengo un mechero-dijo Berta.

Berta encendió el mechero y descubrió que se encontraban en una cueva con cientos de cadáveres colgados de las paredes.

-No puede ser-dijo Patricia.

-Todos los cadáveres-dijo Berta-, son de Álex.

-¿Clones?-dijo Patricia.

-Álex ha dividido su alma en clones-dijo Berta-, y aquí están los que no le han servido.

-Ahora entiendo una cosa-dijo Patricia-, cuando el primer laberinto matamos a Álex, pero luego le vimos a la salida, no era Álex, era un clon.

-Lo más seguro es que fuese eso-dijo Berta.

-¿Pero para qué enviarnos aquí?-dijo Patricia-, hemos descubierto uno de sus secretos.

En ese momento, se oyeron unos ruidos en la cueva. Las dos estaban algo asustadas hasta que dejaron de oír los ruidos.

-¿Qué era eso?-dijo Patricia.

-No lo sé-dijo Berta-, lo mejor será salir de esta cueva.

Las dos continuaron avanzando sin saber que varias personas estaban comenzaron a ir a por ellas, a matarlas.

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